Las bodas en lugares insólitos siempre nos han fascinado, debe ser por lo significativo que resulta darse el sí frente a la gente que más amas con un lugar impresionante de fondo. Definitivamente el día de nuestra boda es algo que jamás olvidaremos, pero si esa ocasión tan especial se desarrolla en un entorno de ensueño, probablemente nuestros invitados y nosotros mismos, seguiremos soñando con ese día durante mucho, mucho tiempo. El enlace de Uriel de Samaniego y Andrea Wenzel nos hace creer en el amor verdadero, ese que supera cualquier expectativa, el que rompe esquemas. Y su boda, no ha sido mas que el reflejo de ese amor, un espectáculo tan especial que fue más allá de cualquier boda de la que hayamos sido testigos. Por supuesto hacía falta un lente experto, que pudiera captar cada momento de ese día que no se repetirá jamas, la elección fue más que acertada, ya que las imágenes tan bellas que hoy tenemos del enlace de Uriel y Andrea, llegan a nosotros, gracias al gran trabajo de Marco Samaniego.
No sabemos si el amor a primera vista existe realmente, pero sin lugar a dudas el amor es un sentimiento que surge de una mezcla de admiración, de valores compartidos y por supuesto de una gran atracción, Uriel nos cuenta que se enamoró de Andrea, “por sus valores, sus principios, su familia y su calidad humana, ella era lo que buscaba para mi pareja en esta vida”
Andrea y Uriel se conocieron hace un par de años en el restaurante Blanco Colima en la Ciudad de México y desde el primer momento se volvieron inseparables. Uriel le pidió matrimonio en San Diego, California, en medio de unas vacaciones en familia, en las que él llegó por sorpresa para entregarle el anillo frente a la mamá y la hermana de Andrea.
La novia
El vestido de novia es una de las prendas más especiales que una mujer portará en su vida, el de Andrea fue aún más especial pues fue ella misma quien lo diseñó. El traje fue confeccionado por Héctor Serna de SAK Novias. El diseño era clásico y muy elegante, un vestido de escote corazón con transparencias y tirantes efecto tatuaje. El cuerpo del vestido era de encaje con falda en A con una cola desmontable.
Los accesorios elegidos por Andrea fueron unos zapatos de novia estilo peeptoes color blanco, unos aretes de diamantes que fueron un regalo de las hermanas de la novia y una pulsera de la mamá de diamantes que pertenecía a su mamá, para seguir con la tradición de tener algo prestado en el look de la novia.
El ramo de novia, un precioso diseño en cascada compuesto por flores blancas y fucsia con amaranto color bugambilia colgando.
El maquillaje y peinado fueron realizados por el make up artist Francisco Dumit, quien diseñó un look beauty en tonos rosas, que hacía lucir a la novia fresca y romántica.
El novio
El traje del novio fue un diseño del mismo Uriel, confeccionado por Jorge Saade. Estaba conformado por un pantalón de cashemire gris, camisa blanca, chaleco de pique blanco, corbata plateada y jaque azul eléctrico.
Uriel eligió unos zapatos de novio con agujetas, color marrón de la marca Magnani. Y como único accesorio un pañuelo blanco en lugar de boutonniere.
La ceremonia
El fotógrafo
Elegir el fotógrafo para la boda es un paso complicado, hay que informarse, investigar y buscar hasta encontrar a aquel que se alínea perfecto con lo que deseas, ese que al ver sus fotos te hace soñar con el día de tu boda. Afortunadamente para Uriel esto no fue así, como él mismo nos contó, el trabajo de Marco Samaniego lo llamó desde el primer momento. “Desde que lo conocí y vi su trabajo dije que sería, sin duda, el fotógrafo de mi boda y de los eventos mas importantes de mi vida. Y así lo fue, cuando nos entrego las fotos y el video (antes de la fecha estimada) no dejamos de verlas. Es un arte lo que hace. Captura los mejores momentos, las emociones, el paisaje, los colores, de tal manera que al ver las fotos revives el evento completamente.”
La celebración
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