Bien dicen que una de las decisiones más importantes a tomar en la vida es con quién vas a pasar el resto de tus días. Y es justo cuando te encuentras con esa persona cuando te das cuenta que todo ha valido la pena y que, además, el tiempo hará de las suyas para engrandecer el amor por sobre todas las cosas. Esta vez, queremos que formes parte de la boda de Paty y David, una pareja que, sin más, aprovechó la magia y el espíritu de Guanajuato para decir “sí, acepto” y empezar una historia sin final. Disfruta de esta celebración y déjate llevar por los maravillosos escenarios de este pueblo mágico y, por supuesto, por la magia de estos novios.
La callejoneada
Una de las tradiciones que mas nos gusta de las bodas es la ya tradicional callejoneada. Previo al día de la boda, Paty, David y los invitados más cercanos se dieron cita en las calles de San Miguel de Allende para recorrer este pueblo y sus calles empedradas. El momento estuvo acompañado por música, baile y, por supuesto, mucha buena vibra. Todos se dieron a la tarea de disfrutar de la pareja y de prepararse para una jornada que prometía ser única y muy especial. Con colores, muros de ensueño, escenarios sacados de un cuento precioso y mucho más, Paty y David se dejaron llevar por la magia del lugar.
El día de la boda
La novia
Para el gran día, Paty se decantó por un vestido de novia corte princesa con escote en la espalda. El diseño también iba acompañado por un escote ilusión aderezado con bordados de encaje y aplicaciones de pedrería. Como complementos, nada mejor que un velo de novia, así como un recogido tradicional y muy clásico. En la parte del maquillaje, los labios rojos fueron esenciales para definir su imagen y darle un aspecto de ensueño. Un ramo de novia endulzado con rosas en tonos pastel y acentos de follajes fue el accesorio idóneo para jugar con un estilismo atemporal. Por supuesto, no podíamos dejar de lado los zapatos de novia, unos tacones Betsey Johnson para caminar hasta el altar como toda una princesa.
El novio
David, por su parte, apostó por lucir un traje de novio muy elegante para la ocasión. En color negro y con un boutonniere a juego con el ramo de su novia, ambos lograron verse perfectos ¡y muy enamorados!
El first look
Después del arreglo, Paty y David se encontraron vestidos de novios por primera vez. La emoción fue más que evidente, y cada una de las tomas se acompañaron con miradas, abrazos y una ola de romanticismo imposible de ignorar. Tampoco faltaron las debidas fotografías con las damas de boda y los padrinos, quienes se encargaron de disfrutar el día al máximo, al igual que los novios. En San Miguel de Allende todo es mágico, y más cuando existe tanto amor de por medio. ¡Wow!
La ceremonia
Los novios llegaron hasta el altar para prometerse amor eterno. Paty y David se encontraron frente a frente para compartir votos e intercambiar los símbolos tradicionales de la ceremonia religiosa, haciéndose acompañar por las miradas de emoción por parte de todos los asistentes. Después de ser pronunciados marido y mujer, ambos salieron con una risa infinita de la iglesia, sabiéndose unidos ¡para toda la vida! Afuera del recinto ya los esperaba una lluvia de pétalos y el espíritu de un pueblo mágico ¡de ensueño!
La recepción
Casa Cariño fue el lugar elegido para celebrar el amor de Paty y David. El lugar recibió a todos los invitados con una ambientación de lujo: flores, decoración con velas y montajes de mesa por demás llamativos. Las bombillas de luces le dieron una vibra cálida al lugar, mientras que una fuente rodeada de arreglos florales se convirtió en uno de los acentos protagonistas en esta recepción. El banquete, a cargo de Rita Campos, le dio el sabor exacto a esta gran unión y, por supuesto, los segundos más emblemáticos se hicieron realidad a través de un primer baile de esposos aderezado con cientos de papelitos en forma de mariposas.
Sin lugar a dudas, una boda que ¡lo tuvo todo! Estamos seguros que el gran día de Paty y David será tu mejor lluvia de ideas e inspiración para diseñar tu “sí, acepto”. ¡Felicidades a los novios!
Fotografía: Ricardo Arellano | Banquete: Rita Campos | Locación: Casa Cariño | Coordinación: Marcelo Campos | Decoración Floral: Baltazar Aldana
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