El sentimiento de felicidad que trae consigo la boda y la luna de miel son el primer paso en un matrimonio, no un estado permanente. Mientras los recién casados se van acostumbrando a su vida común en pareja, se tendrán que enfrentar con desacuerdos, diferencias, enojos y perdones.
Es común que las primeras peleas no sean fáciles, sin embargo, son necesarias de alguna forma; esas primeras discusiones los ayudarán a conocerse mejor entre ustedes, además de aceptar sus imperfecciones. En Zankyou queremos prepararte, no solo para los momentos previos a tu gran día, sino también para los que vienen después. Por eso, platicamos con la psicóloga profesional Paulina Cornejo, que te da consejos buenísimos para que juntos aprendan a unirse en esos primeros momentos difíciles. ¡Recuerda que tu boda es solo el comienzo de una aventura!
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Ve guardando los momentos especiales
Que las cosas negativas no te hagan olvidar que tomaste la decisión correcta al casarte con él. Para eso, Paulina aconseja: “un tip es que antes de casarse hay que anotar y guardar en una caja todo aquello que nos llevó a querer estar con esa persona (cualidades, momentos, planes de vida, etc). Hay que abrir la caja en la primera pelea, darse el espacio para leerlo, y aclarar lo que nos enoja antes de hablar con el otro. Es decir, darse el espacio para tranquilizarse y pensar también en lo positivo, para después clarificar la situación junto con la pareja.”
Evita ver las situaciones en cuestión de blanco o negro; que existan imperfecciones en tu matrimonio es una oportunidad para apreciar más las cosas buenas de la otra persona.
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Base: comunicación y aceptación
Es muy importante que tú sola hagas un rato de reflexión durante un mal momento para después hablarlas con él. Anota las cosas que te molestan y que quieres decir y háblalas cariñosamente y con calma, pues generalmente a gritos no se resuelve nada. “La base de toda buena relación es la comunicación y aceptación del otro como imperfecto. Lo importante es saber escuchar, tomarse tiempo para hablar, llegar a acuerdos claros y saberlos respetar, es decir, no ser impositivos”, aconseja la experta.
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Conócete a ti mism@ primero
Para aprender a discutir y tratar con el otro, debes de saber cómo funcionas, cómo peleas, qué es lo que te enoja, cómo controlar tu temperamento, etc. Paulina aconseja a las futuras esposas: “es importante conocernos bien a nosotros mismos para podernos dar cuenta de cuándo estamos alterados y es mejor no discutir. Hay que elegir las batallas y desde antes, tener claro qué temas me son de extrema importancia y qué otros no me son tan relevantes.”
Saber reconocer
Algunas veces será tu culpa, otras no, y otras no será culpa de ninguno de los dos. Nuestro consejo es que comiences a pensar en conjunto y no solo por ti. Acostúmbrate a no buscar culpables en cada situación; más bien, autoevalúate. ¿Qué puedes hacer tú para que tu matrimonio pueda mejorar?
“Hay que aceptar de qué somos responsables y no tirarle todo a la otra persona. Habla con tu pareja de la manera más respetuosa que encuentres y, de ser posible, resalta también los aspectos positivos antes de decir lo negativo”, dice Paulina.
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No creas en un “Felices para siempre”
Aunque eso te haya sonado muy duro, es real. Tu boda no es una garantía de tu felicidad interminable. Para ser feliz en el matrimonio, los dos tienen que trabajar cada día, así como cuidarse a uno mismo y al otro al mismo tiempo.
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“Como bien dicen, el noviazgo es un entrenamiento para el matrimonio; y si en el noviazgo me tuve que esforzar en mi relación, así lo voy a hacer en mi matrimonio (en otras condiciones y contextos), para que se esté lo mejor posible y en las mañanas se puedan despertar felices diciendo: elijo estar con él/ella”, dice Paulina.
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