Existen historias que cautivan y momentos que nos hacen hacer una pausa en nuestro día. Cada encuentro es distinto, y es su unicidad la que se refleja a través de esas emociones que, por más que queramos entender, muchas veces sobrepasan el pensamiento humano. El amor se concibe, pero no se entiende; se disfruta, pero cada quien lo vive de forma distinta. En esta boda solo queda claro que, gracias a dos corazones, la perfección puede ser engrandecida, y qué mejor que celebrarla con una historia que no encuentre su final. Te invito a que descubras este gran día a través de las fotografías de Ana Luisa de la Torre. ¡Seguro te va a encantar!
La novia
No sé cuántas veces lo he repetido, pero es real: soy fan a morir de las novias. Me encanta formar parte, a la distancia y a través de una pantalla, de todo lo que sucede en su arreglo, en esas horas previas al momento que habrá de cambiar sus vidas para siempre. Diana eligió un vestido de novia línea A con escote corazón; un diseño en color blanco puro que armonizó perfectamente con el estilismo romántico por el cual se decantó para el gran día. Para complementar su imagen, nada mejor que un recogido de novia tradicional, el cual acompañó con un velo y un tocado cubierto con aplicaciones de pedrería y perlas. ¡Increíble!
El novio
Y como ninguna boda estás completa sin un novio que acompañe al amor de su vida, por supuesto que hay que hacer una parada obligada en el look de Andrés, quien decidió utilizar un traje de novio protocolario, ideal para la ocasión. Sin duda, uno de los puntos focales fue la incorporación de los calcetines con diseños súper divertidos.
El primer encuentro
Uno de los momentos más lindos de toda boda es ese en el que los novios se encuentran por primera vez antes de la ceremonia. Estos segundos entre Diana y Andrés fueron de mis favoritos, y es que nada le gana a esa ola de emociones que no hace falta esconderlas. Un sinfín de risas, muchísimo romance y diversión fueron algunas de las características que enmarcaron esta sesión tan especial. Rodeados de naturaleza y entregados por completo a uno de los mejores días de su vida, esta pareja ¡me enamoró por completo!
La ceremonia
Bajo un rito tradicional, los novios llegaron hasta el altar para intercambiar votos y pronunciar las dos palabras que habrían de convertirlos en marido y mujer. Un retablo adornado con vitrales multicolor se encargó de engalanar esta fase tan increíble. Además, por supuesto, no faltaron las miradas de expectativa y nerviosismo entre los invitados, quienes no pudieron quedarse con las ganas de celebrar esta unión con un sinfín de aplausos y una atmósfera ¡de lo más hermosa! Diana y Andrés salieron triunfantes de la ceremonia y listos para celebrar su unión ¡como nunca!
La recepción
Entre cascadas de guirnaldas con luces y una atmósfera de lo más especial, Diana y Andrés llegaron al lugar en el que habría de festejarse su boda al máximo. Ahí, compartieron su primer baile de esposos, en una pista que se dejó envolver por una lluvia de luces y papeles de distintos tonos. En todo momento las sonrisas fueron los comunes denominadores y, sin duda, fueron un gran aliciente para que el lanzamiento de ramo se convirtiera en uno de los momentos más esperados de la noche.
En definitiva, una boda con un espíritu singular y sin complicaciones; una boda en donde, más allá de los detalles, las emociones fueron fundamentales para celebrar el amor perfecto, ese que se entrega sin miramientos. Si quieres más inspiración para tu gran día, también te recomiendo: Cuando te veo encuentro mi vida: La boda de Yvette y George.
Fotografía: Ana Luisa de la Torre | Segunda cámara: Isaac Jacob | Banquetes: Hassan Banquetes | Video: Click Empresaria | Locación: Complejo Aura
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