El tema del amor es uno de los más complejos de la historia. De entrada, porque hasta el momento no existen suficientes definiciones para darle un carácter específico; y es que mientras unos aseguran que es el sentimiento más hermoso del mundo, hay otros que juran que su existencia es producto de las películas de Hollywood, mientras que otros tantos (como mi mamá, por ejemplo), tienen clara la idea de que el amor es una decisión que permanece para siempre. Sea como sea, existen diferenciaciones entre dos polos que, aunque opuestos, parece que están más cercanos: estar enamorado y estar apegado o tener mera atracción por una persona. ¿Sabes cuál es la diferencia? Aquí te la explicamos (al menos un poco).
Seguro te has encontrado con esa persona que tiene muchas relaciones y que, con cada una de ellas, desarrolla un nivel de enamoramiento máximo, ¿o no? Por lo general, este tipo de personajes se someten a un juicio o valoraciones que se concentran en una sola premisa: no querer estar solo y ya. Aunque la conclusión puede ser o resultar lo suficientemente plausible, no siempre se tiene la razón en todos los casos. Por ejemplo, hay personas que permanecen solteras por mucho tiempo, y aunque pareciera que ellos ya dominan el arte de estar solos, también puede ser que tengan un issue con el compromiso en una relación. Como podrás darte cuenta, aquí no hay ni blanco ni negro solamente, sino toda una escala de grises que a veces no tomamos en cuenta.
1. El amor es apasionado… ¡totalmente!
Sí, el amor genera toda una serie de emociones que resultan inexplicables. Por eso, cuando llegas a tronar con alguien, todo aquello maravilloso que sentías puede transformarse, de un momento a otro, en algo parecido al odio. Cuando amas de verdad todo se transforma, el mundo adquiere un sentido más profundo y complejo, tu vida tiene un motor distinto y, por más que quieras, no encuentras razones para todo lo que estás viviendo.
Por el contrario, cuando solo tienes un apego, muchas cosas te resultan irrelevantes. Sí puede ser que haya miedos o preocupaciones, pero toda esa ola de ansiedad no se manifiesta por querer estar cerca de la otra persona, sino por lo que su partida significará en tu vida. Puedes llegar a pensar que no puedes hacer las cosas sin él o ella, pero al mismo tiempo sabes que no la extrañas y que, por el contrario, puede ser que una separación sea lo mejor. Evidentemente, el cambio no siempre es tan sencillo.
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2. El amor no conoce de egoísmo
Y con esto no quiero asumir como que el amor es perfecto en todo momento… ¡para nada! Lo que sí es cierto es que cuando estás plenamente enamorado de una persona, empiezas a entender tu vida como un equipo que debe sostenerse en las buenas y en las malas. De pronto, esa persona se convierte en tu prioridad y cada paso que das lo piensas por ser una mejor versión de ti misma para él. Siempre. En todas las situaciones.
Por el contrario, el apego se centra en uno mismo: ¿qué necesitas de esa persona?, ¿qué te da esa persona?, ¿cómo te hace sentir esa persona?, ¿qué pasa en tu rutina cuando no estás con tu pareja?, etc. Si te fijas, la atención se concentra únicamente en lo que estás obteniendo de él, y no necesariamente en lo que pueden lograr con una relación que supere hasta el más profundo de los egoísmos. Si te ha pasado esto, probablemente estés en una relación de apego.
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3. El amor es libre
¡Por supuesto! El amor es tener confianza plena en el otro, multiplicar sus alas y conquistar sus sueños. También es entender que, aunque estén juntos, no se necesitan porque cada quien está en un nivel de plenitud en su vida (con su vertientes a mayor o menor escala). El amor no cuestiona y se entrega por completo, sin pedir nada a cambio, sin condicionar, sin esperar, simplemente dando todo de uno mismo por mejorar la vida de quien tenemos enfrente.
El apego no funciona de la misma manera, y es que en este punto lo único que te importa es estar con él o ella. Los sentimientos no importan tanto, como tampoco lo hacen los sueños e ilusiones de la otra persona. Aquí lo que más importa es que tienes que tenerlo cerca para sentirte bien… siempre tú y solo tú.
4. El amor busca empoderar
No a ti, sino a la persona con la que pretendes compartir el resto de tu vida. Cuando estás enamorada sabes que no eres la única presente en esa relación, y por eso buscas que tu pareja encuentre en ti toda la fuerza y motivación necesarias para conquistar y comerse al mundo… contigo o sin ti.
Cuando te encuentras en una situación de apego emocional, lo más probable es que siempre haya una lucha de poder entre los dos. La competencia se hace muy visible, así como la motivación por hacer mejor las cosas que el otro, por tener mayores logros, mejores posiciones, mayor cantidad de dinero. Y cuando no se llegan a cumplir con las expectativas, todo se hunde en segundos.
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5. El amor no está condicionado por el tiempo
Cuando te enamoras y en serio amas a la persona que tienes frente, no importa cuánto tiempo pase, siempre será el amor de tu vida (incluso si su relación no funciona). Tu amor ya es de él y no hay vuelta atrás, así de simple.
Lo que pasa con el apego es que, por lo general, las expectativas se centran en una persona y nada más. Por eso, con el tiempo y con los cambios, lo más seguro es que termines por darte cuenta que los sentimientos que había entre ustedes no eran reales y así, sin más, la relación puede que termine o que se mantenga con ideas falsas.
El tema puede ser de lo más controversial, pero si estamos aquí para vivir una vida y ya, mejor que valga la pena, ¿no? Valora qué es aquello que sientes por tu pareja y, una vez que estés segura de lo que es, entonces entrégate por completo o mejor busca algo que saque lo mejor de ti. ¡En serio!
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