Y tú, ¿qué harías si tuvieras los vestidos de novia de tres generaciones pasadas? Así es, los diseños de tu mamá, de tu abuela y bisabuela. Sin duda, estas creaciones se convertirían en un tesoro. De acuerdo con lo que hemos podido saber por ABC News, Colleen Dejno, de 33 años, tuvo esta suerte y posó con ellos el día de su boda.
Todo comenzó cuando Colleen se dio cuenta de que su mamá tenía guardado el vestido de novia de su bisabuela. Con fecha de 1910, este diseño estaba en un armario. Cuando descubrieron semejante acontecimiento, ella no hizo más que gritar de emoción. “Pensé: ¡Oh, dios mío! ¡Tenemos un vestido de hace 100 años! ¡Tengo que verlo!'”
Las opciones de organizar algo con el vestido de novia tomaron forma cuando Colleen también recordó que su mamá, Patricia Cotter, también guardaba el diseño con el que caminó hacia el altar en 1973. Y el plan se puso mejor cuando se dio cuenta de que una tía conservaba el vestido de novia de su abuela, Edith Jane. Para este momento, la sesión de fotos se convirtió en una realidad, todo para recordar la historia de estas tres mujeres tan importantes.
Colleen se dio a la tarea de buscar en todos los álbumes y documentos de la familia, hasta que se topó con un sinfín de fotografías del pasado. A pesar del tiempo, las tomas estaban en muy buen estado, y gracias a ello pudo hacer un viaje en el tiempo para recuperar detalles que complementaron el estilismo nupcial de todas estas mujeres: accesorios y elementos para decorar la escena. Evidentemente, las fotografías tenían que tomarse por un profesional, por lo que fue la fotógrafa Jeannine Phol quien se unió a esta ecuación. Esta artista tuvo a bien estudiar las fotografías y recrear cada uno de los escenarios tal y como ocurrieron en el pasado. Los salones por los cuales se decantaron fueron los que Colleen y su novio ocuparon para su boda, así que lo único que faltaba era hermanar las fotografías.
“En estos tiempos, la gente se deshace de este tipo de reliquias y no se aferra a las herencias durante demasiado tiempo”, explica. De acuerdo con la fotógrafa, ella nunca había tenido una experiencia igual, pero ahora fue ella la responsable de inmortalizar cada recuerdo.
Las fotografías en las que se recreaba la escena de la boda de su bisabuela fueron las más especiales, y es que aunque Colleen no la conoció, la fotografía se dio a la tarea de conjugar el tiempo y el mundo con el fin de realizar una conexión especial, incluso a pesar de la distancia física. “Mi afición es el diseño y ella era costurera, por lo que ponerme su vestido y hacerme la fotografía era una manera fresca de conectar con ella”, dijo. “Podía mirar el vestido e imaginarla ejecuntando cada puntada. Me asombra que lo hiciera ella misma”, afirma.
La mamá de Colleen dijo lo siguiente: “verla en mi vestido de novia ha sido una de las cosas más increíbles que he visto porque se parece mucho a mí, aparte del pelo pelirrojo; realmente, podía verme a mí misma, al tener el mismo peinado y el mismo vestido”. También afirmó que ver a su hija con su vestido fue como hacer un viaje en el tiempo extraordinario y, por otra parte, también comentó que era de los más extraño “ver las fotos porque parecía la madre de Colleen con un novio diferente”, debido a la gran similitud entre ambas novias.
Pero aquí no acaba la historia, y es que la joven siguió construyendo recuerdos a través de la historia con la familia de su chico. Por eso, le pidió prestado el vestido de novia a su futura suegra, aprovechándolo para que también saliera como estrella en esta sesión. El novio de la chica, por supuesto, también participó.
Si tuvieras la oportunidad de ponerte los vestidos de novia de tu mamá, de tu abuela y de tu bisabuela, ¿aprovecharías la oportunidad? Sin duda, este es un ejemplo claro que la fotografía y el amor hacia los recuerdos siempre logran hacer de las suyas para crear un lazo ¡que sobrepasa la misma vida!
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