La importancia de escoger un buen fotógrafo de boda

“Llegó el día mágico. Todo está saliendo según lo previsto. Mi vestido parece aún más bonito que cuando me lo probé con la modista, el espejo me dice que estoy radiante y las lágrimas emocionadas de mamá son el mejor regalo que podrían hacerme. Es todo tan perfecto… me gustaría retener este instante para siempre, guardarlo en un frasquito, para repetirlo cuantas veces quisiera.”

Son pocos los momentos preciosos en la vida de una persona, y el deseo de conservar intactos los recuerdos que más caros nos resultan es más fuerte cuanto más única sea la experiencia. De ahí la importancia de elegir a la persona adecuada para que se encargue de la difícil tarea de reflejar un segundo de magia; una mirada, el brillo de una sonrisa, el estremecimiento de una emoción contenida. Cuántas veces no habremos compartido los álbumes de amigos y familiares y nos hemos encontrado con imágenes planas, carentes de sentimiento, meros esbozos de lo que debió de ser un día perfecto. ¿Es imaginable la decepción de quien abre un álbum esperando encontrarse de nuevo con EL DÍA y es incapaz de reconocer la situación que en su imaginación ha revivido una y otra vez? Porque sí, las caras parecen las mismas, ahí está la tía con su vestido violeta, y el primito haciendo de las suyas, pero ¿dónde está la alegría? ¿Dónde la magia? ¿Dónde la dulzura del aire de esa mañana de primavera?

Las fotos del día de tu boda no son, o no deberían ser, una mera sucesión de tópicos más o menos bonitos, sino una colección de recuerdos. Es necesario, por tanto, no dejarse confundir por la charlatanería, ni ofuscar con las ofertas. Busca con tiempo, ten paciencia, pregunta, pide siempre una muestra del trabajo del fotógrafo. Intenta ponerte en contacto con alguien que lo haya contratado y comprobar su trabajo real; en el estudio muy probablemente te mostrarán una selección de sus mejores aciertos, y lo que necesitas conocer es cómo trabajan normalmente. Y, sobre todas las cosas, cuando contrates a alguien, hazlo convencido, porque quieres que esa persona sea la que refleje tu día, ninguna otra, y de ninguna otra manera. Nunca contrates a un profesional porque “en una boda ha de haber un fotógrafo”. Sólo lograrías un libro más para tu estante. 

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